domingo, 22 de junio de 2008

¡Adios... amigo y compañero!

Tuve el privilegio de asistir a la misa en sufragio de nuestro amigo Rafael Mellado, celebrada en la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, en la que, como decía el Párroco en su brillante y emotiva homilía, tantas veces oyó Misa, con su devocionario en mano, siguiendo las lecturas del día; y tantas sabatinas había elevado a la Virgen con sus amigos cursillistas.

El magnífico coro interpretó lo mas selecto de su repertorio, pero cuando cantó “La muerte no es el final”, la emoción y las lágrimas embargaron a la multitud que llenaba el templo…
Cuando la pena nos alcanza,
del compañero perdido.
Cuando el adiós dolorido,
busca en la fe su esperanza.
En tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.

…y emoción también cuando al final, la Presidenta de la “Hermandad de la Virgen del Carmen” declamó una oración por su eterno descanso.

Entregué al hijo de Rafael el testimonio de condolencia que me había hecho llegar Paco Sala Aniorte desde Sepúlveda, y despedimos el duelo en la Plaza, desfilando ante el féretro y la profusa familia de Rafael que presidía el acto.

Entre las numerosas coronas, una de la Asociación de Cronistas de la Región de Murcia, a la que representaba su Secretario, José David Molina Templado, por estar ausentes, fuera de nuestra Región, el Presidente y el Vicepresidente.

Rafael, me consta, era una persona de profunda religiosidad, de la que no hacia ostentación, pero que tampoco ocultaba y siempre tuvo su lámpara encendida. Oírle era confortador.

Sentía verdadera pasión por su familia, y en estos momentos de tanta tristeza, me viene a la mente la felicitación de navidad de María Pilar López –Poetisa ciezana–:
“No me importa, Señor, que termina mi vida, pero has de prometerme que desde cualquier estrella podré ver a mis nietos”.
Miguel Gallego Zapata