Mi amigo y compañero José Antonio Marín Mateos, cuando apenas han pasado 48 horas de tener la dicha de ser abuelo primerizo –por lo que desde aquí le felicito, como a Lola, su esposa–, nos ha alegrado el día con el bautizo de un nuevo libro (que lógicamente ha sido en la Iglesia), que supone un hito importante para componer el puzzle de la historia de Ceutí y de la comarca de su entorno.
Tras unas palabras de introducción a cargo de la guapa moza que pueden observan en la foto superior, ha intervenido un ceutiense ilustre en la persona de Ramón Jara Gil, Párroco de Nuestra Señora de la Asunción de Molina de Segura, y autor del Prólogo, quien presentándose como “Ramoncico el de Colás y la Encarna” ha expresado su reconocimiento y gratitud a José Antonio por este meritorio trabajo que él saboreó en primicia. Ha tenido un recuerdo para la génesis del nuevo templo que ahora cumple 50 años, mencionado diversas obras teatrales que se organizaron para recaudar fondos, y que aquí presenció la boda de su única hermana, cuando el edificio estaba aún sin terminar; y donde no pudo celebrar su primera misa, pues era tanta la gente que quería asistir que hubo de oficiarse en la Plaza.
El autor del libro La Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena de Ceutí, comenzó su intervención agradeciendo la presencia de José Antonio Melgares, Presidente de la Asociación de Cronistas Oficiales de la Región de Murcia; la del Vicepresidente Luis Lisón Hernández, Cronistas Oficial de Alguazas, Ojós y Sucina; la de sus alumnos, paisanos y amigos; al Cura párroco, por las facilidades que le dio para investigar en el Archivo parroquial, al alcalde y demás miembros de la Corporación, por la atención que han tenido en editar este libro aún en los actuales momentos de crisis, al autor de esta reseña por la ayuda prestada, a Ignacio Celdrán Gadea, que le ayudó en la maquetación; y a otras personas.
Después, dio un somero repaso a la historia de Ceutí y su Iglesia, desde sus orígenes hasta la actualidad, deteniéndose fugazmente en algunos hitos muy significativos, como fueron la conversión de los musulmanes en 1501, y la subsiguiente habilitación de la mezquita en iglesia de culto católico; la erección de ermita a San Cosme y San Damián; la fundación de las cofradías del Santísimo Sacramento, Concepción y Ánimas; la expulsión de los moriscos en 1613; la epidemia de 1648 y el voto el 30 de mayo nombrando patrón a San Roque; las obras de Melchor de Luzón; la llegada en el siglo XVIII de una reliquia de Santa María Magdalena; la extraordinaria labor del presbítero don Pascual Lozano; las obras realizadas en tiempos del presbítero don Antonio Egea, ayudado por el Ministro Trinitario Ruiz Capdepón, la Reina y el arquitecto Justo Millán; y ya en el siglo XX citó a don Pedro Gil, ilorcitano a quien se debió un nuevo cementerio; don Eloy Villena, don José Antonio Hernández Cano, y don Salvador Velasco, que culminó las obras del nuevo templo, bajo proyecto de Cimadevila; que catalogó Marín Mateos como “obra faraónica” por la extraordinaria colaboración de todo el pueblo en aras a su consecución. Finalmente habló de los diversos cementerios que han existido hasta llegar al actual.
Recogemos de Mirador de Alguazas la reseña del acto:
Cerró el acto el Cura párroco, don Manuel Jódar Rivera, quien dio las gracias al autor del libro, para el que pidió que no sea un objeto de adorno en las casas, sino que se lea, pues compendia en sus páginas la historia y la fe de un pueblo. Tras su intervención se obsequió a los asistentes con un ejemplar de la obra.
Tras unas palabras de introducción a cargo de la guapa moza que pueden observan en la foto superior, ha intervenido un ceutiense ilustre en la persona de Ramón Jara Gil, Párroco de Nuestra Señora de la Asunción de Molina de Segura, y autor del Prólogo, quien presentándose como “Ramoncico el de Colás y la Encarna” ha expresado su reconocimiento y gratitud a José Antonio por este meritorio trabajo que él saboreó en primicia. Ha tenido un recuerdo para la génesis del nuevo templo que ahora cumple 50 años, mencionado diversas obras teatrales que se organizaron para recaudar fondos, y que aquí presenció la boda de su única hermana, cuando el edificio estaba aún sin terminar; y donde no pudo celebrar su primera misa, pues era tanta la gente que quería asistir que hubo de oficiarse en la Plaza.
El autor del libro La Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena de Ceutí, comenzó su intervención agradeciendo la presencia de José Antonio Melgares, Presidente de la Asociación de Cronistas Oficiales de la Región de Murcia; la del Vicepresidente Luis Lisón Hernández, Cronistas Oficial de Alguazas, Ojós y Sucina; la de sus alumnos, paisanos y amigos; al Cura párroco, por las facilidades que le dio para investigar en el Archivo parroquial, al alcalde y demás miembros de la Corporación, por la atención que han tenido en editar este libro aún en los actuales momentos de crisis, al autor de esta reseña por la ayuda prestada, a Ignacio Celdrán Gadea, que le ayudó en la maquetación; y a otras personas.
Después, dio un somero repaso a la historia de Ceutí y su Iglesia, desde sus orígenes hasta la actualidad, deteniéndose fugazmente en algunos hitos muy significativos, como fueron la conversión de los musulmanes en 1501, y la subsiguiente habilitación de la mezquita en iglesia de culto católico; la erección de ermita a San Cosme y San Damián; la fundación de las cofradías del Santísimo Sacramento, Concepción y Ánimas; la expulsión de los moriscos en 1613; la epidemia de 1648 y el voto el 30 de mayo nombrando patrón a San Roque; las obras de Melchor de Luzón; la llegada en el siglo XVIII de una reliquia de Santa María Magdalena; la extraordinaria labor del presbítero don Pascual Lozano; las obras realizadas en tiempos del presbítero don Antonio Egea, ayudado por el Ministro Trinitario Ruiz Capdepón, la Reina y el arquitecto Justo Millán; y ya en el siglo XX citó a don Pedro Gil, ilorcitano a quien se debió un nuevo cementerio; don Eloy Villena, don José Antonio Hernández Cano, y don Salvador Velasco, que culminó las obras del nuevo templo, bajo proyecto de Cimadevila; que catalogó Marín Mateos como “obra faraónica” por la extraordinaria colaboración de todo el pueblo en aras a su consecución. Finalmente habló de los diversos cementerios que han existido hasta llegar al actual.
Recogemos de Mirador de Alguazas la reseña del acto:
Cerró el acto el Cura párroco, don Manuel Jódar Rivera, quien dio las gracias al autor del libro, para el que pidió que no sea un objeto de adorno en las casas, sino que se lea, pues compendia en sus páginas la historia y la fe de un pueblo. Tras su intervención se obsequió a los asistentes con un ejemplar de la obra.